Portugal es uno de los destinos más económicos y fascinantes de Europa. Goza de un rico pasado marinero, soberbias playas, melancólicos pueblos y ciudades y un paisaje de olivos, viñedos y trigales. Cuatro décadas de dictadura, entre 1926 y 1968, dejaron al país luso totalmente al margen del progreso económico y de los centros de poder europeos; aunque ha dedicado gran parte de los últimos veinte años a intentar avanzar desde la periferia, forjando nuevos vínculos con el resto del continente europeo, reestructurando su economía y esforzándose por mantener lo mejor de su cultura nacional. La lucha entre tradición y modernidad aún hoy continúa; mientras Portugal fluye hacia la corriente económica de la Unión Europea, todavía parece mirar con nostalgia sobre su hombro y allende los mares sus dominios de ultramar que incorporó al imperio en el siglo XV, y que se extendían por África, Brasil, la India y el Lejano Oriente.