Conoce la cultura de Chile y la isla de Pascua

Su relevante legado europeo parece disminuir la afluencia de viajeros occidentales en relación con otros países vecinos, como Perú y Bolivia. Durante muchos siglos, la educación francófila de los intelectuales chilenos influyó en su arte, música y arquitectura, y comportó la construcción de importantes galerías de arte y museos, así como una próspera vida teatral. Las artes chilenas son conocidas internacionalmente; cuenta con dos premios Nobel de literatura, los poetas Gabriela Mistral y Pablo Neruda y, hasta el golpe militar de 1973, su cine se hallaba entre los más experimentales de América Latina. La música popular constituyó una salida especialmente importante para los más oprimidos, y se ha podido escuchar con frecuencia en Europa, en la voz de artistas exilados durante el período Pinochet.

Aproximadamente el 90 por ciento de la población es católica, aunque el protestantismo evangélico se está popularizando cada vez más. La omnipresente arquitectura religiosa abarca desde las inmensas iglesias coloniales hasta los altares situados junto a las carreteras, algunos de los cuales se erigen como extraordinarias manifestaciones de arte popular. El español es la lengua oficial de Chile, aunque persisten varios idiomas nativos. En el Norte hay más de veinte mil hablantes de aimara y, en el Sur, medio millón se comunica en mapuche. La minoría lingüística más enigmática la constituyen los cerca de dos mil habitantes de la isla de Pascua que se comunican en rapa nui, una lengua polinésica.

La cocina chilena refleja la variedad topográfica del país. Destacan pescados y mariscos, carne de buey, frutas frescas y verduras. Las empanadas presentan una gran variedad de rellenos y existen asimismo muchos tipos de panes a base de patata y harina. Su plato típico es el lomo a la pobre, una enorme chuleta de buey coronada con dos huevos fritos y enterrada en patatas fritas. La parrillada consta de un surtido de carne a la brasa que también incluye intestinos, ubres y morcillas. El curanto, uno de los platos más delicados de la nación, es un vigoroso y completo estofado de pescado, marisco, pollo, cerdo, cordero, buey y patata. Los vinos chilenos pueden considerarse los mejores de América del Sur. El pisco sour, una bebida popular de alta graduación, consiste en un aguardiente local servido con zumo de limón, clara de huevo y azúcar en polvo.