Conoce la cultura de Nepal

Nepal, simultáneamente máquina del tiempo y alfombra mágica, entusiasma al viajero con sus tortuosas y desgastadas calles, flanqueadas por irregulares pagodas de múltiples techumbres, estupas y esculturas de piedra, junto a sus salas atestadas de máscaras de ojos terroríficos, sus ruedas de oración giratorias, sus rollos de pergamino y sus alfombras tibetanas. A lo largo de las vías públicas resuenan cánticos, himnos tántricos esotéricos y música popular producidos, bien por el tañido de un saringhi de cuatro cuerdas, bien por las lastimeras notas de una flauta. Los músicos de sonidos tradicionales, o gaines, comparten veladas de canto y relaciones sociales, y los habitantes de la zona del valle de Katmandú y de las regiones de Bhaktapur se divierten con bailes clásicos y danzas en trance representadas con máscaras. En las bodas, no puede faltar el estridente sonido de los damais, los grupos modernos de música del país.

La religión es el alma del pueblo. Aunque oficialmente Nepal es un país hindú, en la práctica la nación presenta un sincretismo de creencias hindúes y budistas a las que se añade un panteón de divinidades tántricas. El resto de la población que no profesa ni el budismo ni el hinduismo se decanta por las creencias musulmana, cristiana o chamanista.

La gastronomía de Nepal sorprende por su carácter insulso, en especial si se tiene en cuenta que el país se halla en la intersección de dos grandes gigantes gastronómicos: India y China. La comida consiste básicamente en el dhal bhat tarkari, una combinación de sopa de lentejas, arroz y verduras con curry, que difícilmente constituyen los ingredientes de una cocina nacional dinámica. Nepal se ha adaptado con facilidad a los gustos occidentales, hecho palpable en los menús que ofrece Katmandú: tacos mexicanos, sukiyaki japonés, chocolate tailandés, melcochas chinas, sopa milanesa, borsch (sopa de remolacha eslava), quiches y hamburguesas de soja. Igualmente su gastronomía ofrece algunos de los mejores postres del planeta, como tartas de manzana y limón, además de pasteles de almendra y frutas. Para acompañar alguna o cada una de estas propuestas, se recomienda probar una lassi, cerveza local mezcla de cuajada y agua, o una chang, cerveza himalaya a base de cebada.