Conoce la historia de Liechtenstein

La familia condal de los Liechtenstein adquirió los feudos de Vaduz y Schellenberg en 1699, que en 1729 se convirtieron en un principado independiente (Liechtenstein) bajo el Sacro Imperio Romano Germánico. Entre 1806 y 1814 formó parte de la Confederación del Rin y luego de la Confederación germánica (1815-1866). Tras la disolución de la Confederación, Liechtenstein desmanteló su ejército, compuesto por 80 hombres, y declaró su neutralidad permanente, que se respetó durante las dos guerras mundiales.

El país centroeuropeo estuvo vinculado económicamente a Austria hasta 1918 y, un año más tarde, se integró a la economía Suiza, mediante la unión monetaria en 1921 y la aduanera tres años más tarde. Después de la II Guerra Mundial, se convirtió en un centro financiero de importancia creciente y vivió una gran prosperidad; su tasa de desempleo de aproximadamente un 1,5 por ciento indica su inmejorable salud económica. Tras la muerte del príncipe Francisco José II en 1989, su hijo Hans Adam II le sucedió en el trono. En 1996, Rusia devolvió los archivos de la familia Liechtenstein, poniendo fin a una larga disputa entre los dos países.

En 2000, el principado terminó con el anonimato bancario. Su tasa de desempleo de 1998 (del 1,4%, es decir, 311 personas) era un buen indicativo de su prosperidad económica. En los últimos años, la familia real ha seguido consolidando su poder a expensas de los procesos democráticos del principado, hasta tal punto que algunos especulan que Liechtenstein podría llegar a convertirse en la única autocracia de Europa. Una estrecha victoria en el referéndum constitucional de 2003 concedió a la monarquía nuevos poderes fundamentales, como el veto legislativo, ejercicio de funciones jurisdiccionales y la capacidad de disolver gobiernos. Al año siguiente, el príncipe Hans-Adam abdicaba en su hijo Alois, de 36 años.