Qué paseos y lugares conocer en Nepal

Katmandú

Katmandú, la capital y mayor metrópoli del país, rezuma historia al tiempo que se aprecia el deterioro de la creciente modernidad. El abarrotado centro histórico, con sus plazas y templos, conserva un mundo a años luz de los suburbios y de los hoteles más lujosos, restaurantes y comercios de las afueras. En el corazón de la urbe se halla la plaza Durbar, con el río Vishnumati al Oeste y el parque Ratna al Este. La frontera sur está delimitada por el río Bagmati, y la norte, por la zona de reunión de los viajeros con un presupuesto más exiguo, conocida como Thamel.

Patan

Segunda ciudad del valle en tamaño, Patan se extiende al otro lado del río Bagmati desde Katmandú; se erige como un enclave más relajado. Patan se precia de sus templos y artesanos, además de haber acogido la creación de las bellas obras que decoran la sorprendente plaza Durbar, repleta de la mayor muestra de arquitectura newari de Nepal. Entre sus monumentos se encuentra el Palacio Real, en el que destaca un cuarto de baño con una lujosa decoración, y el templo de ladrillo de dos plantas, Jagannarayan, cuyos techos están surtidos de esculturas en atléticas posturas sexuales. A corta distancia a pie, en dirección norte desde la plaza, yace el templo Dorado, un monasterio budista custodiado por tortugas sagradas que deambulan por el patio, y el Kumbeshawar, que data de 1392 y está considerado el templo más antiguo de Patan. En dirección sur, desde Durbar, se extiende una zona de calles de ensueño, flanqueadas por comercios de herreros y objetos de latón.

Otros puntos de interés de la urbe incluyen un conjunto de cuatro estupas de hace más de 2.500 años, y el único zoológico del país, que alberga una variedad considerable de rinocerontes, tigres, leopardos y aves. A las puertas del parque suelen reunirse adivinos y tarotistas que incluso podrían identificar en qué animal se reencarnará el viajero. Las alfombras tibetanas se adquieren en Jawlakhel, al este de la población.

Desde Thamel, en Katmandú, hasta Patan, distan únicamente 5 km; este recorrido puede realizarse en bicicleta, taxi, autobús o tempo, un autobús de tres ruedas.

Bhaktapur

Bhaktapur puede considerarse la más medieval de las tres urbes principales del valle de Katmandú. A pesar de su reciente desarrollo, conserva un marcado aire de perpetuidad gracias a la mayor parte de su gloriosa arquitectura de finales del siglo XVII. La mayoría de sus enclaves de interés pueden visitarse a pie; entre ellos, también aparece otra plaza Durbar, mayor que la ubicada en la capital y con sus propios templos, estatuas y columnas. Muchos de estos monumentos esconden terribles historias, como la protagonizada por el escultor de las estatuas Ugrachandi y Bhairab, al que le cortaron las manos para evitar que duplicara sus obras maestras.

La segunda plaza en importancia de la ciudad, Taumadhi Tole, acoge el templo más alto del valle, el Nyatapola, y uno de los mayores centros de peregrinaje: el Til Mahadev Narayan. A escasa distancia se halla el mercado de alfarería, con un elevado volumen de producción. En dirección este, a través de las sinuosas callejuelas del casco antiguo, yace la plaza de Tachupal Tole, provista igualmente de templos, monasterios y museos de artesanía.

Además de las visitas a los templos, merece la pena observar con detalle los rituales de la vida cotidiana: la colocación del grano para su secado al sol, las familias recogiendo agua o lavando en pilas comunales, los niños jugando, los hilos tintados balanceándose con la brisa o los alfareros trabajando.

Bhaktapur se halla a unos 35 km al sureste del centro de Katmandú, y a ella se puede acceder en autobús, microbús o trolebús. Un viaje en microbús, vehículo siempre atestado de gente, puede convertir en el imaginario de cualquiera un trayecto de 35 minutos en una hora de larga tortura. El trolebús chino supone la mejor opción.

Inmediaciones del valle de Katmandú

Más allá de las grandes urbes de Katmandú, Patan y Bhaktapur, existen innumerables poblaciones fascinantes, templos y estupas salpicados por el valle. Entre ellos se cuenta el templo budista de Swayambhunath, probablemente el enclave más conocido de Nepal. Se lo conoce como el Templo de los Monos debido a la gran tribu de monos parlanchines que custodian la colina y divierten a visitantes y devotos con sus juegos, como el de deslizarse con gracia por la doble y larga barandilla de la escalera principal. La elevada estupa central aparece coronada por un bloque dorado que representa los ojos vigilantes de Buda. En su base cuenta con diversas ruedas de oración que los peregrinos, tras voltear al templo, hacen girar cada vez que se cruzan con ellas.

En la parte posterior de Swayambhunath, en las orillas del río Bagmati, se alza uno de los templos shiva más importantes del subcontinente: Pashupatinath. Como el río Bagmati es sagrado, este templo se ha convertido en un paraje habitual de cremación. Los ghats (escalones del río), situados ante el monumento se reservan para las incineraciones de la realeza, mientras que los que se hallan más al Sur se utilizan para el resto de la población.

Otro ámbito de importancia religiosa lo constituye la gigantesca estupa de Bodhnath, la mayor del país y una de las más grandes del planeta. Bodhnath actúa también como centro de concentración de la considerable población tibetana de Nepal. El momento más adecuado para visitarla se sitúa en la media tarde, cuando se celebran los servicios religiosos y empiezan a llegar los lugareños para caminar alrededor del monumento. Quien se una al grupo debe recordar que se camina en la dirección de las agujas del reloj. Rodeando la estupa, se levantan numerosos monasterios; se recomienda mantener especial discreción y respeto si se pretende visitarlos.

El valle ofrece una gran variedad de rutas alternativas, como las que parten o llegan a los pueblos de Nagarkot y Dhulikhel. Igualmente existe la posibilidad de bañarse en las fuentes de aguas termales de Tatopani, explorar bosques neblinosos en Pulchowki, y practicar la bicicleta de montaña en las regiones de Chapagaon y Bungamati.

Es posible llegar a pie a la mayoría de los enclaves de interés de Katmandú, pero la mejor forma de desplazarse es en bicicleta. Para quienes esta idea les resulte algo agotadora, siempre existe la opción de alquilar un taxi por un día.

Terai

Al contrario de lo que pudiera imaginarse, el paisaje de Terai carece de montañas cubiertas de nieve y vistas de ensueño. Está formado por llanuras subtropicales y algunos de los atractivos más deslumbrantes de Nepal, como el Parque Nacional de Chitwan, antiguo lugar de caza de británicos y aristócratas nepaleses. En la actualidad, su fauna -elefantes, rinocerontes, tigres, leopardos y ciervos- están protegidos y no se permite su captura. El mayor reclamo de la reserva estriba, probablemente, en la posibilidad de observar las especies animales a lomos de un elefante. Si esta opción resulta incómoda, siempre puede sustituirse por un todoterreno o una canoa, o por un recorrido a pie con guías experimentados. Se aconseja prestar atención a las sanguijuelas, que durante el monzón actúan con sigilosa eficacia.

Janakpur posee un gran encanto, y se halla abarrotada de más turistas indios en peregrinación que de viajeros independientes occidentales. La importancia religiosa de la urbe radica en ser el lugar de nacimiento de Sita, la mujer de Rama, en la épica hindú de Ramayana. Durante sus fiestas, cuando los sainetes del Ramayana vuelven a representarse, el antiguo mito parece recobrar vida. Si el viajero puede sobreponerse a la desconcertante maraña de callejuelas, descubrirá que está repleta de atractivos, como templos, hostales de peregrinaje y diminutos estanques sagrados. En las afueras, se emplaza el Centro de Desarrollo de la Mujer, un espacio imprescindible para los interesados en la pintura tradicional y la cerámica, o en el papel de la mujer en la sociedad local. Otras zonas de devoción relevantes en Terai son las bellas poblaciones de Devghat y Lumbini; recientemente se ha confirmado el nacimiento de Buda en esta última localidad.

Janakpur está situada a unos 135 km de Katmandú y a una distancia aún menor del Parque Nacional de Chitwan. Existen diversas compañías aéreas que ofrecen vuelos a distintos destinos en el interior de Terai, pero el medio de transporte más popular es el autobús, fundamentalmente por razones económicas. En general, los autobuses suelen ir abarrotados y hacen paradas en todas las estaciones, por lo que el viajero puede quedar completamente exhausto. Si se dispone de dinero en metálico para gastos extraordinarios, se recomienda alquilar un coche como alternativa más cómoda para recorrer la zona o, en su defecto, una bicicleta de montaña.

Pokhara

La ciudad de Pokhara es más célebre por su ubicación geográfica que por sus aportaciones históricas o culturales. Su apacible localización junto a un lago y su proximidad a las montañas la convierten en el enclave idóneo donde recuperarse de una ruta de trekking o prepararse para ella, donde dar entretenidos paseos o simplemente sumergirse en un buen libro. Pokhara dispone de los mejores restaurantes y alojamientos del país. En sus proximidades, se emplazan diversos asentamientos tibetanos, un monasterio en lo alto de una colina y las bellas cataratas de Devi. Durante el día, pueden realizarse excursiones a Sarangkot (1.592 m), a las cuevas de piedra caliza de Mahendra Gufa o Rupa, y a los lagos de Begnas Tals. Para efectuar el itinerario del Horizonte de Annapurna, de entre tres y cuatro días de duración, será necesario algo más de esfuerzo.

Existe un servicio de vuelos diarios que opera entre Pokhara y Katmandú. Para disfrutar de las vistas del Himalaya se recomienda sentarse en el lado derecho del avión, si se viaja en dirección a Pokhara, o en el lado izquierdo, si el trayecto es a la inversa. El viaje en autobús entre ambas ciudades se alarga ocho horas.